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El Covid-19 y el impacto en el sexo femenino

  • Katherin Juárez
  • 11 nov 2022
  • 5 Min. de lectura

La Covid-19, es una enfermedad epidémica causada por el nuevo coronavirus conocido como SARS-CoV-2. El Dr. Guillermo Ponce, indica que la pandemia es una enfermedad que ha causado impacto en las personas, afectando diferentes ámbitos de la vida, incluyendo la pérdida de familiares, amigos y colegas. Afirmando que la salud mental de las personas ha quedado en segundo plano, que traerá consecuencias a largo plazo. Asimismo, indicó que las personas más dañadas han sido las mujeres.


Porque las presiones sociales y económicas, combinadas con las restricciones de movimiento y los hogares precarios, están provocando un aumento de la violencia de género. Antes de la pandemia, se calculaba que una de cada tres mujeres sufriría violencia a lo largo de su vida; una violación de los derechos humanos que también conlleva un costo económico de 1,5 billones de dólares.


Muchas de estas mujeres están ahora atrapadas en casa con sus maltratadores y corren un mayor riesgo de sufrir otras formas de violencia, debido a que los sistemas de asistencia sanitaria están sobrecargados y los servicios de justicia tienen problemas para responder.


Con la aplicación de restricciones al movimiento y un uso acentuado del internet, la violencia contra las mujeres y niñas en línea puede aumentar en las salas de chat y plataformas de juego, por lo que las mujeres, especialmente las trabajadoras informales y esenciales, como doctoras, enfermeras y vendedoras ambulantes, padecen un riesgo elevado de sufrir violencia al moverse por espacios públicos urbanos o rurales desocupados y al usar servicios de transporte vacíos durante el confinamiento.


También, es probable que los efectos económicos de la pandemia aumenten la explotación sexual y el matrimonio infantil, lo que deja a mujeres y niñas en situaciones especialmente vulnerables.


Tal es el caso de Mery Castañón, madre soltera que trabajaba de manera informal, la cual la despidieron cuando inicio la pandemia, lo cual afecto su salud emocional ya que no tenía ingresos económicos para satisfacer las necesidades humanas de sus dos hijos.


O el suceso de María Bravo, que en su recorrido hacia el trabajo fue víctima del acoso callejero, lo cual hizo que se llenara de miedo por ello decidió renunciar y encargarse del cuidado del hogar y de sus hijos, por lo cual tuvo que depender económicamente del esposo, lo cual causo apego en María, razón por la que actualmente sufre de dependencia, cabe mencionar que también sufre de violencia intrafamiliar.


Claro, existe una variedad de razones por la que las mujeres recibieron un gran impacto no solo emocional, sino que también económico y social.


Ya que según el informe de: “Análisis de género y salud: Covid-19 en las Américas”, presentado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), indica que la desigualdad de género es una crisis social, económica, política y sanitaria permanente, que se ha visto exacerbada por la pandemia.


Porque según los estudios realizados por ONU MUJERES: “la pandemia ha causado una profunda conmoción en nuestras economías y sociedades, ha subrayado la dependencia que la sociedad tiene de las mujeres, tanto en primera línea como en el hogar, al tiempo que ha puesto de manifiesto las desigualdades estructurales en todos los ámbitos, ya sea el económico, el sanitario, o la seguridad y la protección social.


En tiempos de crisis, cuando los recursos escasean y la capacidad institucional se ve limitada, las mujeres y las niñas se enfrentan a repercusiones desproporcionadas con consecuencias de gran alcance que no hacen más que agravarse en contextos de fragilidad, conflicto y emergencia. Los avances logrados con gran esfuerzo en materia de derechos de las mujeres también se encuentran amenazados.


Ya que responder a la pandemia no sólo requiere rectificar desigualdades históricas, sino también construir un mundo resiliente para el interés de todas las personas, con las mujeres como sujeto de recuperación.


Lo cual garantiza que la pandemia es un virus que amenaza el crecimiento y desarrollo del sexo femenino tanto de niñas como adultas porque según la Dr. Carissa Etiene: “una serie de impactos secundarios está golpeando a la población femenina con especial dureza”.


Debido al aumento de casos, el miedo de contagiarse y las necesidades económicas que surgieron en el hogar, normalizo que las niñas abandonaran sus estudios dejándolos pausados y de manera consecutiva aumentaron los índices de deserción escolar.


Asimismo, los confinamientos y las perturbaciones económicas han aumentado el riesgo de violencia lo cual puede ser perjudicial e inseguro para el hogar y sus residentes.


Ya que, según las estadísticas de la ONU, el Covid-19 está causando un repunte de la violencia doméstica que se ve agravado por las presiones de seguridad, sanitarias y económicas, las restricciones de movimiento, los hogares abarrotados y la reducción de la ayuda mutua.


En una serie de países, las denuncias y llamadas de emergencia relacionadas con la violencia doméstica se han disparado un 25% desde que se decretaran las medidas de distanciamiento social.


Además, es probable que esta cifra sólo refleje los peores casos. Antes de la pandemia, menos del 40% de mujeres que experimentaron violencia buscaron ayuda de algún tipo. En la actualidad, las restricciones de movimiento y la cuarentena han contribuido aún más a aislar de sus familiares, amistades y demás redes de apoyo a muchas mujeres que están atrapadas con sus maltratadores.


Asimismo, el cierre de negocios no esenciales ha impedido que el trabajo ofrezca alivio a muchas sobrevivientes y ha aumentado la inseguridad económica que les dificulta aún más dejar a sus maltratadores.


Los servicios sociales, sanitarios, judiciales y policiales desbordados tienen problemas para responder a las mujeres que consiguen comunicar su situación, puesto que los recursos se han desviado a la lucha contra la pandemia.


Y según los informes del Grupo de Apoyo Mutuo GAM, la organización dio a conocer que en Guatemala: “no existe una estrategia clara y permanente para la prevención de la violencia”.

Porque en enero pasado se registraron un total de 363 homicidios, y de ellos 54 tuvieron como víctima a una mujer, además contabilizó en total durante 2021 un total de 652 femicidios, un 28 % más que en 2020.


Por lo cual la Psicóloga Elizabeth Cuque, indica que es muy importante identificar los comportamientos inadecuados que presentan algunas personas, lo cual servirá para evitar desenlaces fatales, por ello es muy importante trabajar en la autoestima.


Asimismo, indica cuales son las principales señales para protegernos de un posible agresor.

1. Identifica el acto de violencia.

2. No normalices los actos de violencia.

3. Busca apoyo.

4. Sé fuerte como mujer.

5. Busca ayuda psicológica.

6. Investiga todo acerca del maltrato contra la mujer.

7. Si notas algún tipo de violencia, denuncia.


Además, el GAM informó que, según la Dirección de Atención a la Víctima de la Policía Nacional Civil el año pasado se registraron 16.931 denuncias de violencia intrafamiliar contra mujeres, 4.546 más que durante 2020.


Es por eso que Guatemala es uno de los 15 países más violentos del mundo ya que en la última década sumó más de 60.000 asesinatos, aseguraron organismos internacionales.


Además, el 90 % de los homicidios que se cometen en el país permanecen en la impunidad.

Es por ello que ONU MUJERES afirma que las mujeres son las más afectadas por el aumento de desempleo, la pobreza y la sobrecarga de cuidados no remunerados, asimismo sufren diferentes tipos de violencia y por miedo no denuncian y conviven con su agresor por miedo de la no superación.




 
 
 

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